historia de los ascensores

Los primeros ascensores, una historia de altura

Por contra a lo que se podría pensar la historia de los ascensores nos reporta a antes de nuestra era. En la antigua civilización romana el emperador Vitruvio encargó al maestro Arquímedes que ingeniara un sistema para hacer subir a las fieras y gladiadores en el circo romano. Años más tarde otro emperador, Tito, también se vanagloriaba en sus escritos de un mecanismo que permitía subir sin utilizar rampas y escaleras. Los egipcios también pusieron en marcha ingenios similares, con propósito de elevar cargas, más que a personas.

La historia de los ascensores evolucionó muy poco durante casi dos milenios. Hasta la revolución industrial el único modo de hacer que los “ascensores” subieran o bajaran era utilizar a hombres o animales como fuerza motriz.

Todo cambió en el siglo XIX con la incorporación de la fuerza mecánica y varios inventos que permitieron hacer evolucionar el ascensor hasta esa cabina que hoy todos utilizamos para salvar las escaleras. Hacia 1850 se patentó uno de los primeros sistemas de cables y poleas que permitía elevar cargas y personas varios pisos, nunca más de cinco plantas.

Con la construcción de viviendas más altas, la mejora en las calidades de los edificios, el uso del hormigón y la incursión del acero como materia prima se consiguió hacer a los ascensores más ligeros y con menos maquinaria para su movimiento. Las primeras de estas máquinas se movían con sistemas de vapor, con un gran inconveniente: la falta de presión o la rotura de los cables provocaron más de un susto. La solución llegó de manos de un inventor que explotaba su ingenio fabricando camas.

Elisha Otis es el responsable del mayor avance en seguridad en ascensores de la historia, el sistema de frenado de emergencia, que hace que la cabina se detenga e impide su caída si hay algún problema con el cable o el mecanismo de elevación. Su contribución ayudó a que los ascensores subieran cada vez más alto. En 1872 las máquinas de vapor dejaron paso a los ascensores hidráulicos, y a comienzos del siglo XX se pusieron en marcha los primeros ascensores eléctricos, que han llegado hasta nuestros días, aunque no fue hasta 1957 cuando las puertas se abrieron automáticamente.

Hoy en día el ascensor más alto del mundo está en Dubai y eleva a los visitantes de la Torre Burj Khalifa a 828 metros, a una velocidad de 10 metros por segundo.

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